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Aprendiendo a vivir de nuevo: c贸mo se recuperan pacientes graves de covid

Vicente Perez Castro todav铆a se est谩 recuperando del impacto que caus贸 covid-19 en su salud. Estuvo internado tres meses en terapia intensiva el verano pasado y, todav铆a conectado a un ventilador, fue transferido a Rancho Los Amigos National Rehabilitation Center. (Heidi de Marco/ KHN)

El brillo de sus ojos, el gozo de su sonrisa, la alegr铆a con que mueve su cuerpo debilitado por la enfermedad. Todo en 茅l env铆a un 煤nico y rotundo mensaje: 隆Agradecido de estar vivo!

“Como me dicen mis cuidadores y mi familia: ‘Has vuelto a nacer. Ahora tienes que aprender a vivir de nuevo'”, dijo Vicente Perez Castro. “Fue una experiencia muy dura”.

Algo as铆 como ir al infierno鈥 y volver.

Perez, un cocinero de 57 a帽os de Long Beach, California, apenas pod铆a respirar cuando ingres贸, el 5 de junio, en el centro m茅dico Harbor-UCLA del condado de Los Angeles. Dio positivo en la prueba de covid-19 y pas贸 tres meses en la unidad de cuidados intensivos (UCI), casi todo el tiempo conectado a un ventilador con un tubo en la garganta. Otro tubo llevaba los nutrientes a su est贸mago.

En un momento dado, los m茅dicos le dijeron a su familia que no iba a sobrevivir y que deb铆an considerar la posibilidad de desconectar el equipo que lo manten铆a vivo. Pero su hija de 26 a帽os, Janeth Honorato Perez, uno de sus tres hijos, dijo que no.

Y as铆, una luminosa ma帽ana de febrero, medio a帽o despu茅s, se convirti贸 en el paciente externo que recorr铆a lentamente, con un andador, una sala de techos altos del Centro Nacional de Rehabilitaci贸n Rancho Los Amigos, en Downey; uno de los cuatro hospitales p煤blicos del condado de Los Angeles, y el 煤nico cuya misi贸n principal es la rehabilitaci贸n de pacientes.

Perez Castro camina por Rancho Los Amigos National Rehabilitation Center mientras su terapeuta f铆sico toma el tiempo.(Heidi de Marco)

Perez, que mide 1,65 m, hab铆a perdido 72 libras desde que se enferm贸. Sus piernas no estaban firmes y le costaba respirar, mientras avanzaba con dificultad. Pero se mantuvo en movimiento durante cinco o seis minutos, “una gran mejora” desde finales del a帽o pasado, cuando s贸lo pod铆a caminar durante 60 segundos, dijo Bradley Tirador, uno de sus fisioterapeutas.

Rancho Los Amigos cuenta con un equipo interdisciplinario de m茅dicos, terapeutas y fonoaudi贸logos que proporcionan atenci贸n m茅dica y mental, as铆 como terapia f铆sica, ocupacional y recreativa.

Atiende a una poblaci贸n que se ha visto desproporcionadamente afectada por la pandemia: el 70% de sus pacientes son latinos, al igual que el 90% de sus pacientes de covid. Casi todos carecen de seguro o est谩n acogidos a Medi-Cal, el programa de seguros gestionado por el gobierno para personas con bajos ingresos.

Rancho es uno de los cada vez m谩s numerosos centros m茅dicos del pa铆s que cuentan con un programa espec铆ficamente dise帽ado para los pacientes que sufren los efectos que aparecen luego de haber tenido covid. El del Sistema de Salud Mount Sinai de Nueva York, inaugurado el pasado mes de mayo, fue uno de los primeros.

La Universidad de Yale, la Universidad de Pennsylvania, UC Davis Health y, m谩s recientemente, el Centro M茅dico Cedars-Sinai de Los Angeles son algunos de los sistemas de salud con servicios similares.

Rancho Los Amigos National Rehabilitation Center es uno de los cuatro hospitales p煤blicos del condado de Los Angeles, y el 煤nico dedicado a la rehabilitaci贸n. La mayor铆a de los pacientes del centro son latinos, y pacientes de bajos ingresos.

Rancho Los Amigos s贸lo trata a pacientes que se recuperan de enfermedades graves y de largas estancias en la UCI. Muchos de los otros centros post-covid tambi茅n atienden a quienes tuvieron casos m谩s leves de la enfermedad, no fueron hospitalizados y posteriormente experimentaron una multitud de s铆ntomas difusos, dif铆ciles de diagnosticar pero incapacitantes; a veces descritos como “covid de larga duraci贸n”.

son la fatiga, los dolores musculares, la falta de aire, el insomnio, los problemas de memoria, la ansiedad y las palpitaciones. Muchos profesionales de la salud afirman que estos s铆ntomas son igual de frecuentes, o quiz谩 m谩s, entre los pacientes que s贸lo han sufrido covid moderado.

Una realizada por los miembros del , de la organizaci贸n Body Politic, demostr贸 que entre los pacientes que hab铆an sufrido covid de leve a moderado, el 91% segu铆a experimentando algunos de esos s铆ntomas, una media de 40 d铆as despu茅s de su recuperaci贸n inicial.

Otros estudios estiman que desarrollar谩n algunos de estos s铆ntomas prolongados. Con en Estados Unidos, y en aumento, este s铆ndrome post-covid es una .

“Lo que podemos decir es que entre 2 millones y 3 millones de estadounidenses, como m铆nimo, van a necesitar rehabilitaci贸n a largo plazo como consecuencia de lo que ha sucedido hasta hoy, y s贸lo estamos al principio”, asegur贸 David Putrino, director de innovaci贸n en rehabilitaci贸n de Mount Sinai Health.

Perez Castro trabajaba como cocinero antes de enfermarse. Su terapia ocupacional incluye preparar comidas.

Los profesionales de la salud parecen ser cautelosamente optimistas en cuanto a que la mayor铆a de estos pacientes se recuperar谩n por completo. Se帽alan que muchos de los s铆ntomas son comunes en quienes han padecido otras enfermedades virales, como la mononucleosis y la enfermedad por citomegalovirus, y que tienden a resolverse con el tiempo.

“Los pacientes se recuperar谩n y podr谩n volver a hacer su vida normal”, se帽al贸 la doctora Catherine Le, codirectora del en el Cedars-Sinai. Pero durante los pr贸ximos uno o dos a帽os, “creo que veremos personas que no se sienten capaces de volver a los trabajos que hac铆an antes”, a帽adi贸.

Rancho Los Amigos se ha planteado empezar a aceptar pacientes que sufrieron un impacto leve de la enfermedad y que, luego, desarrollaron el s铆ndrome post-covid, seg煤n Lilli Thompson, jefa de la divisi贸n de terapia de rehabilitaci贸n. Por ahora, el principal esfuerzo consiste en atender todos los casos graves que les llegan directamente de los tres hospitales p煤blicos de la red, explic贸 Thompson.

Los pacientes m谩s graves pueden presentar graves da帽os neurol贸gicos, cardiopulmonares y musculoesquel茅ticos. La mayor铆a, como Perez, han perdido una cantidad significativa de masa muscular. Suelen padecer el , un conjunto de s铆ntomas f铆sicos, mentales y emocionales que pueden solaparse con los s铆ntomas de covid de larga duraci贸n, lo que dificulta determinar qu茅 parte de su estado es un impacto directo del coronavirus y qu茅 parte es el impacto m谩s general por meses en cuidados intensivos.

La gran sala de rehabilitaci贸n rectangular en la que Perez se reuni贸 con sus terapeutas a principios de este mes es mitad gimnasio y mitad reproducci贸n de una vivienda. Una parte del espacio est谩 ocupada por pesas, m谩quinas conectadas por v铆deo que ayudan a reforzar el control de las manos y cintas de correr de alta tecnolog铆a, incluida una que reduce la fuerza de la gravedad, lo que permite a los pacientes, que se sienten inseguros de pie, a caminar sin caerse. “Les decimos a los pacientes que es como caminar sobre la luna”, dijo Thompson.

En el otro extremo de la sala hay un televisor de pantalla grande y un sof谩 bajo, que ayuda a practicar c贸mo pararse y sentarse sin hacer un esfuerzo excesivo. En una zona de dormitorios, los pacientes vuelven a aprender c贸mo hacer y deshacer sus camas. A pocos metros, un peque帽o espacio de oficina les ayuda a trabajar en las habilidades inform谩ticas y telef贸nicas que pueden haber perdido.

Como Perez era cocinero en el restaurante de un hotel antes de caer enfermo, su terapia ocupacional incluye la preparaci贸n de comidas. Se puso junto al fregadero, enjuagando lechugas, zanahorias y pepinos para una ensalada, y luego los llev贸 a una mesa, donde se sent贸 y los cort贸 con un cuchillo afilado. La mano con el cuchillo le temblaba peligrosamente, as铆 que la terapeuta ocupacional Brenda Covarrubias le puso una mu帽equera con peso para estabilizarla.

“Se prepara para recuperar las habilidades y la resistencia que necesita para su trabajo, as铆 como para las actividades diarias de rutina, como pasear a los perros y subir escaleras”, explic贸 Covarrubias.

Perez, que emigr贸 a Estados Unidos desde Guadalajara, M茅xico, hace casi dos d茅cadas, se mostraba animado y optimista, a pesar de que su voz era d茅bil y su cuerpo fr谩gil.

Cuando su fonoaudi贸loga, Katherine Chan, le quit贸 la mascarilla para realizar ejercicios de respiraci贸n, se帽al贸 el bigote que le hab铆a crecido recientemente, exclamando alegremente que se lo hab铆a recortado 茅l mismo. Y, dijo, “ya puedo cambiarme de ropa”.

Semanas antes, Perez hab铆a mencionado lo mucho que le gustaba bailar antes de enfermarse. As铆 que lo incorporaron a su terapia f铆sica.

“Vicente, 驴est谩s listo para bailar?” le pregunt贸 Kevin Mui, un estudiante de fisioterapia, mientras otro miembro del personal pon铆a una melod铆a del grupo de cumbia colombiano

Lentamente, temblando, Perez se par贸. Se sujet贸 en una posici贸n erguida y empez贸 a arrastrar los pies de delante a atr谩s y de lado a lado, moviendo las caderas al ritmo, con el rostro radiante por la pura alegr铆a de estar vivo.

Esta historia fue producida por , que publica , un servicio editorialmente independiente de la .

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